Hoy en los informativos de la Sexta se presentaba una curiosa encuesta sobre la reforma laboral que aprobará el Gobierno de ZP el próximo 16.
Las preguntas y los resultados de la encuesta eran los siguientes:
¿Considera usted necesaria e imprescindible una reforma del mercado laboral? Si el 87,8%, No el 9,2% y No sabe/no responde el 2,9%.
¿Cree usted que el abaratamiento del despido facilitaría la creación de empleo? Si el 26,5%, No el 68% y No sabe/no responde el 5,5%.
¿Quién cree usted que es más responsable de la falta de acuerdo? Los Sindicatos el 32,5%, los Empresarios el 34%, Ambos por igual el 33,3% y No sabe/no responde el 0,2%.
¿Qué opina usted de la actitud del PP respecto a la situación económica? Estoy a favor un 38%, Estoy en contra un 54,5% y No sabe/no responde el 7,5%.
Me resulta sorprendente el resultado de la encuesta porque revela como, finalmente, tras la insistencia de los medios de comunicación y los organismos internacionales terminamos por aceptar como necesaria e imprescindible una propuesta aunque tengamos bastante claro que el principal objetivo de muchos de los patrocinadores de la reforma laboral no servirá para el objetivo final que todos decimos perseguir.
Me explico, cada una de las reformas laborales que ha habido en este país ha tenido el objetivo de recortar los costes laborales, rebajando el coste del despido y recortando los derechos de los trabajadores. El argumento para proponer la rebaja del despido ha sido y es la creación de empleo; si el despido cuesta menos dinero a los empresarios, estos crearan más empleo. También ahora se pretende lo mismo. Sin embargo hay un 70% de los encuestados convencidos de que la rebaja del coste del despido no facilitará la creación de empleo, por tanto me resulta difícil comprender que casi el 90% considere necesaria e imprescindible la reforma laboral, salvo que casi todo el mundo este pensando en reformar otras cosas que no sean el abaratamiento del despido y el recorte de derechos.
Pero si fuese así tampoco entendería el resultado de la tercera pregunta porque parece claro, por lo menos para mí, que la culpa del fracaso está precisamente en eso. Los empresarios únicamente apuestan por el recorte de derechos y la rebaja del despido mientras que los sindicatos proponen otras cosas que quizás podrían coincidir con quienes apuestan por reformar otros aspectos del mercado de trabajo; pero no debe ser así porque culpan por igual a ambos.
En fin, vaya lío, y el gobierno que debe haber estado ausente de la negociación termina por hacer lo que todo el mundo cree que es inútil para crear empleo.
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